Esta historia comienza en Sitges. Me encontré con viejos amigos; Fran y Consuelo, que me regalaron estas asas de piel. Me parecieron preciosas y además Consuelo tenía un bolso que me encantó y como en el Patch todo es contagioso, nada mas llegar me puse manos a la obra.
Para celebrar la primavera mi bolso viene lleno de pequeñas ramas y como las asas eran negras, busqué entre mis telas...